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Campaña: Una sonrisa en el Hospital Saint Joseph de Bébédjia (Chad) - vídeo y testimonio - mapa de sonrisas - haz un donativo

Queridos Amigos:

Tal y como os informamos recientemente, la Institución DEPORTE Y ARTE SOLIDARIO, fue uno de los finalistas del Premio Internacional a la Solidaridad en el Deporte que organiza anualmente DEPORTE Y DESARROLLO.

DEPORTE Y ARTE SOLIDARIO trabaja en el Chad a través del Hospital Saint Joseph de Bebedjia, un hospital promovido por misioneras católicas con 190 camas y alrededor de 1000 pacientes mensuales (incluyendo consultas).

Este hospital es el único al que puede acudir un enfermo grave de toda la zona, donde el 40% de la población sufre desnutrición, siendo la mortalidad infantil una de las mayores del mundo.

Debido a la situación de crisis económica, por todos conocida, el hospital ha perdido todas las ayudas económicas que venía recibiendo para sostener su funcionamiento por lo que precisa actualmente unos 400.000 euros para continuar prestando sus servicios.

En el primer mundo, 400.000 euros suponen el coste de sólo tres o cuatro operaciones importantes pero en el Chad es la diferencia entre contar con un hospital todo el año o tener que cerrarlo.

Como asociación organizadora del Premio Internacional a la Solidaridad en el Deporte nos sentimos en la obligación moral de apoyarles en todo lo que necesiten.

Ya hemos iniciado contactos con grandes empresas españolas para tratar de obtener parte de estos fondos.

Sin embargo, nos atrevemos a solicitar tu ayuda, conscientes de lo urgente de la situación y por este motivo hemos iniciado la campaña "Una sonrisa en Saint Joseph".

UNA SONRISA EN SAINT JOSEPH

Es una iniciativa de DEPORTE Y DESARROLLO consistente en colgar "simbólicamente" una sonrisa en la web www.deporteydesarrollo.org/hospital-chad-sonrisas.html por cada 25 euros de donativo. Esperamos llenar muchos mapas de África de sonrisas...

Puedes realizar tu donativo a través de cualquiera de los siguientes medios:

Tendrás puntual información de lo recaudado en cada momento.

Agradezco por anticipado tu colaboración y la difusión que puedas hacer de este llamamiento solidario entre amigos y familiares.

Recibe un fuerte abrazo, 
Miguel Rodríguez Alvarez
Presidente Deporte y Desarrollo

PD. A continuación te incluyo el testimonio de Daniel, un voluntario, del hospital.


TESTIMONIO DE DANIEL

Hospital Saint Joseph,  Bébédjia
Hace ya casi un mes después de dos noches de guardia (de 19 h. a 7h.) llegó la hermana Magdalena para pedirme que fuera con la ambulancia a un pueblo llamado Betí que dista unos 60km de nuestro querido hospital. Eran las cinco de la tarde y el cansancio desapareció de repente. Un tornado había destrozado muchas casas haciendo caer sus débiles muros sobre los propietarios de las mismas dejando al parecer muchos heridos.

No conocía bien nuestra ambulancia pues nunca la había conducido, pero gracias a Dios he conducido unas cuantas cuando este era mi trabajo y ni corto ni perezoso tras escuchar los consejos de Magda salí con las sirenas puestas sin perder más tiempo, el viaje no fue muy complicado pero conducir por las carreteras chadianas es siempre una aventura; las cabras, vacas y otros animales se cruzan sin ningún control, la gente va sin luces por la noche y te puedes encontrar con un coche cruzado en mitad de la vía en cualquier momento intentando girar para cambiar de dirección. Lo peor fue cuando llegué a Doba una ciudad que tenía que atravesar para llegar a Betí, toda la calzada estaba llena de motos, bicis, carros, gente en los arcenes etc..... por lo que tuve que disminuir mucho la velocidad (iba a unos 110 km/h. hasta llegar a Doba), pero gracias a Él, todo fue bien y llegué pronto a mi destino donde ya no había carretera de asfalto sino de tierra llena de hoyos enormes con ganas de hacerte volcar. Antes de llegar a Betí me encontré a las Hermanas del lugar transportando los heridos más graves, así que los recogí pensando que yo llegaría antes porque mi vehículo era superior ( Toyota, 4x4 Land Cruiser), y casi me da algo cuando vi a un niño muy grave y a una mujer en estado de gestación con grandes traumatismos entre otros, así que recogí a seis heridos los más graves y salí corriendo al hospital en mitad de una oscura noche sin luna pero con unas brillantes sirenas que invitaban a todos a apartarse de mi camino.

Llegamos al hospital antes de lo esperado pues de Doba a Bébédjia no bajé de 120 Km./H. Una locura que no podía controlar pues el niño que se sentó junto con su abuela a mi lado se estaba muriendo y eso me hacia pisar muy fuerte el pedal.

Antes de que me pudiera bajar a de la ambulancia Magda (directora del hospital) me informaba que tenía que hacer otro viaje a una aldea cercana a Betí, esta vez contaría con la asistencia de una misionera laica llamada Vannesa que es obstetra, bueno por lo menos ahora no iría solo, menos mal porque la aldea no estaba precisamente cerca de Betí sino que a unos cuantos kilometrillos por carreteras de tierra llena de arboles tumbados por el viento.

Al salir de Dobá estaba el Padre de la parroquia de Betí esperándome para guiarme hasta allí, el llevaba un Toyota de terraza donde pudo transportar a los heridos más leves hasta el hospital de Dobá, menos preparado que el nuestro pero que podía abordar estos casos.

Cuando llegué allí tuve que realizar un severo triaje (elección de pacientes con prioridad médica) pues habría unos treinta casos y yo solo podía transportar a seis o siete, colocado de una forma estratégica pero muy poco ortodoxa. Era una locura de noche haciendo el triaje con una linterna entre gritos de dolor y prisas por salir de ese caos.

Media hora después de llegar pudimos salir, todo el pueblo estaba tirado, muchos se habían emborrachado para anestesiar el dolor que les producía el perder lo poco que tenían, estaban tirados o tambaleándose por los senderos del pueblo, por poco no me llevo a uno de ellos.

Llegamos al hospital a las 23 H. cansados, muy cansados pues todo el viaje Vanesa me indicaba desde la cabina de la ambulancia que había un herido a punto de chocarse (estado de shock, muy grave), y eso me hacia estar aun mas en tensión aumentando el desgaste físico. Gracias a Dios no suelo perder el control en las emergencias si no todo lo contrario suelo reaccionar lógicamente calculando con frialdad lo que se puede hacer en cada caso, no sé porque es así pero es así, en los momentos de peligro mantengo siempre la serenidad que a veces pierdo por tonterías en momentos banales.

Todo pasó lo mejor que pudo pasar, aunque hubo al menos un muerto, el niño que iba a mi lado en el primer viaje. Al enterarme no pude llorar pero quise hacerlo…

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